VICTORIA I: La reina Victoria (Londres, 24 de mayo de 1819 - Isla de Wight, 22 de enero de 1901) fue Reina del Reino Unido y de Irlanda desde la muerte de su tío paterno, Guillermo IV del Reino Unido, el 20 de junio de 1837, hasta su propia muerte el 22 de enero de 1901, y la primera Emperatriz de la India desde el 1 de enero de 1877 también hasta su muerte.
La reina Victoria es tatarabuela de la reina Isabel II del Reino Unido, el rey Juan Carlos I de España y de su consorte la reina Sofía de Grecia, la reina Margarita II de Dinamarca, el rey Carlos XVI Gustavo de Suecia y el rey Harald V de Noruega . Reinó durante casi 64 años, siendo el suyo el reinado más largo de la historia de Gran Bretaña. El reinado de Victoria estuvo marcado por la gran expansión del Imperio Británico. La Era Victoriana -como se denominó a su reinado- estuvo caracterizada por la Revolución Industrial, un período de cambios significativos a nivel social, económico y tecnológico en el Reino Unido; estos cambios acabaron por consolidar al Reino Unido como la primera potencia de su época.
LUIS NAPOLEON BONAPARTE:Carlos Luis Napoleón Bonaparte (París, 20 de abril de 1808 – Inglaterra, 9 de enero de 1873), único presidente de la Segunda República Francesa en 1848 y luego el segundo emperador de los franceses en 1852, bajo el nombre de Napoleón III, siendo el último monarca que reinó sobre este país.
Nacido en el seno de la Dinastía Bonaparte, fue hijo de Luis Bonaparte, rey de Holanda y de Hortensia de Beauharnais, hija de la emperatriz Josefina. Sobrino de Napoleón I, se hace heredero de los derechos dinásticos después de las muertes sucesivas de su hermano mayor y de Napoleón II.
Su filosofía política es una mezcla de romanticismo, de liberalismo autoritario y de socialismo utópico, aunque en los últimos años fue insigne defensor del tradicionalismo y de la civilización católica. Quiso significar una reparación frente al anticlericalismo y el ateísmo de la Revolución Francesa. Tuvo una política de expansión de la civilización clásica que creía Francia representaba, frente al surgimiento de Alemania y Estados Unidos, potencias emergentes de tipo protestante.
GARIBALDI :Giuseppe Garibaldi (Niza, Primer Imperio francés, 4 de julio de 1807 – Caprera, Reino de Italia, 2 de junio de 1882) fue un militar y político italiano.
Giuseppe Garibaldi nació en Niza, ciudad situada en la costa del Mediterráneo, actualmente en territorio francés cerca de la frontera italiana. Sin embargo, puede considerarse que era italiano, dado que en esa fecha la ciudad de Niza pertenecía al Reino de Piamonte —posteriormente incorporado al Estado italiano con la unificación — habiendo sido Niza cedida a Francia en 1860, a consecuencia de la guerra con Austria. Se hizo notorio históricamente, a causa de su participación en las actividades guerreras vinculadas al proceso que finalmente produjo la unificación política de Italia, durante el segundo y tercer cuarto del Siglo XIX.
CAVOUR: Hijo del marqués mixol Benso de Cavour y de Adèle de Sellon, dama de origen suizo. Piamontés aristocrático de ideas liberales, durante su juventud estudió en la Academia Militar, llegando a ser oficial de Ingenieros. Poco apegado a la vida militar, dejó el ejército y se dedicó a viajar al extranjero estudiando el desarrollo económico de los países más industrializados como Francia e Inglaterra, documentándose en todas las innovaciones relacionadas con cualquier campo. A los 22 años fue nombrado alcalde de Grinzane, localidad en la que su familia tenía tierras. La localidad cambió de nombre y pasó a llamarse Grinzane Cavour como agradecimiento a Camillo Benso, que fue su alcalde durante 17 años.
VICTOR MANUEL II: Víctor Manuel II (Vittorio Emanuele Maria Alberto Eugenio Ferdinando Luca Tommaso di Savoia-Carignano) (Turín, 14 de marzo de 1820 - Roma, 9 de enero de 1878) fue el último rey del Reino de Cerdeña y el primer rey de Italia. Hijo primogénito de Carlos Alberto I, rey de Piamonte-Cerdeña y de María Teresa de Habsburgo-Lorena, hija de Fernando III, gran duque de Toscana.
Se distingue por su valentía durante la guerra contra Austria (1848-1849). Forzado de negociar con Austria, se convierte en campeón de la unificación de Italia, y nombra a Camillo Benso, Conde Cavour, Primer ministro. El belicismo exagerado, el maquiavelismo sistemático de éste, sus iniciativas intrépidas, lo desconciertan a veces, pero lo mantienen leal. Comprendiendo que su reino es demasiado débil para enfrentarse de nuevo con Austria, se alía con Napoleon III, aunque el precio de esta alianza sea la entrega de Niza y de Saboya. Las victorias de Magenta y de Solferino les devuelven esperanza a los patriotas italianos. El tratado de Villafranca firmado precipitadamente por Napoléon III y Francisco José de Austria los decepciona.
BISMARCK: Otto Eduard Leopold von Bismarck-Schönhausen (Schönhausen, 1 de abril de 1815[1] – Friedrichsruh, 30 de julio de 1898[1] ), conocido como Otto von Bismarck, fue un estadista, burócrata, político (Ministro y Presidente en el Consejo de Ministros) y prosista alemán, considerado el fundador del Estado alemán moderno. Durante sus últimos años de vida se le apodó el "Canciller de Hierro" por su mano dura al tratar temas encaminados con su país y determinación,[A] que incluía la creación de un sistema de alianzas internacionales que aseguraran la supremacía de Alemania, conocido como el Reich.[1]
Cursó estudios de leyes y, a partir de 1835, trabajó en los tribunales de Berlín y Aquisgrán, actividad que abandonó tres años más tarde para dedicarse al cuidado de sus posesiones territoriales.[2] En 1847 entró a formar parte del Landtag prusiano,[2] donde muy pronto se convirtió en líder del ala conservadora.[2] Se enfrentó duramente a la revolución de 1848, y por esa época comenzó a perfilar lo que sería su principal objetivo político: la unificación de Alemania y la creación del Reich desde presupuestos autoritarios y antiparlamentarios.[3]
En 1862, tras ser nombrado primer ministro de Prusia, emprendió una importante reforma militar que le permitió disponer de un poderoso ejército para llevar a cabo sus planes de unificación. De esta forma, en 1864 consiguió arrebatar a Dinamarca los ducados de Laurenburg,[4] Schleswig[4] y Holstein[4] y, dos años más tarde, después de la lucha contra Austria, consiguió la anexión de Hesse,[4] Frankfurt,[4] Hannover[4] y Nassau,[4] lo que dio lugar a la creación de la Confederación de Alemania del Norte,[5] con Bismarck como canciller.[5] Por último, la guerra contra Francia supuso la adhesión de Baviera y otros estados, y en 1871 se proclamó el II Reich.[6] Bismarck se convirtió en primer ministro de Prusia y canciller.[6] Durante los diecinueve años que se mantuvo en el poder llevó a cabo una política conservadora, enfrentándose inicialmente a los católicos y combatiendo a la socialdemocracia.[1] Fue también el organizador de la Triple Alianza, con Italia y Austria-Hungría, creada en 1882 para aislar a Francia.
La política interior de Bismarck se apoyó en un régimen de poder autoritario, a pesar de la apariencia constitucional y del sufragio universal destinado a neutralizar a las clases medias (Constitución federal de 1871). Inicialmente gobernó en coalición con los liberales, centrándose en contrarrestar la influencia de la Iglesia católica (Kulturkampf) y en favorecer los intereses de los grandes terratenientes mediante una política económica librecambista;[1] en 1879 rompió con los liberales y se alió al partido católico (Zentrum), adoptando posturas proteccionistas que favorecieran el crecimiento industrial.[1] En esa segunda época centró sus esfuerzos en frenar el movimiento obrero alemán, al que ilegalizó aprobando las Leyes Antisocialistas, al tiempo que intentaba atraerse a los trabajadores con la legislación social más avanzada del momento.[1] [7]
En política exterior, se mostró prudente para consolidar la unidad alemana recién conquistada: por un lado, forjó un entramado de alianzas diplomáticas (con Austria, Rusia e Italia) destinado a aislar a Francia en previsión de su posible revancha;[8] por otro, mantuvo a Alemania apartada de la vorágine imperialista que por entonces arrastraba al resto de las potencias europeas. Fue precisamente esta precaución frente a la carrera colonial la que le enfrentó con el nuevo emperador, Guillermo II (1888), partidario de prolongar la ascensión de Alemania con la adquisición de un imperio ultramarino, asunto que provocó la caída de Bismarck en 1890. Al faltarle el apoyo del emperador Guillermo II, quien había subido al trono en 1888, Bismarck presentó su dimisión en 1890 y se retiró a vivir al campo. Falleció en Friedrichsruh el 30 de julio de 1898 a los ochenta y tres años de edad.
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