




















José María Alfredo Aznar López (n. Madrid, 25 de febrero de 1953) es un político español. Casado, con tres hijos, es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.
Fue el cuarto Presidente del Gobierno de España del periodo democrático iniciado con la Constitución de 1978, en las legislaturas comprendidas entre el 5 de mayo de 1996 y el 17 de abril de 2004, por el Partido Popular, en la Historia de España.
En la actualidad preside la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que es denominado «el laboratorio de ideas del PP» y se constituye como un think-tank de dicho partido.[1Felipe González Márquez (Sevilla, 5 de marzo de 1942) es un político español, secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) desde 1974 a 1997 y tercer presidente del Gobierno desde la reinstauración de la democracia en España, desde 1982 a 1996.
Estuvo 13 años y medio en la Presidencia del Gobierno, uno de los mandatos más largos no ya de la democracia, sino de la historia moderna de España. Bajo su dirección el PSOE logró dos mayorías absolutas consecutivas: la histórica de 1982, con 202 diputados en el Congreso, y en 1986, elecciones en las que obtuvo 184 diputados; asimismo, en 1989 obtuvo 175 diputados, exactamente la mitad de los que componen el hemiciclo. Por el contrario en 1993, el PSOE perdió la mayoría absoluta, ya que obtuvo 159 diputados teniendo que pactar con Convergència i Unió (CiU). En 1996, perdió las elecciones obteniendo 141 diputados por 156 del Partido Popular (PP). En 2000, consiguió un acta como diputado al Congreso de los Diputados, caracterizándose por su absentismo a las sesiones; después de eso se retiró de la política activa.
Nació en Madrid en 1926, en el seno de la familia Calvo Sotelo, varios de cuyos miembros se habían dedicado a la política. Recibió educación en el Colegio Estudio, centro de enseñanza liberal, heredero de la Institución Libre de Enseñanza. Terminó sus estudios de ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en 1951 con el número uno de su promoción, doctorándose por la Universidad Politécnica de Madrid en 1960. Políglota, llegó a dominar el inglés, el francés, el italiano, el alemán y el portugués; también tocaba el piano. Más tarde pasó a ocupar diversos cargos directivos como la presidencia de Renfe en 1967. Tres años después fue nombrado consejero delegado de Unión Explosivos Riotinto, S.A. Posteriormente elegido procurador en Cortes como representante de los empresarios de industrias químicas, puesto que ocupó durante cuatro años, hasta que en 1975 fue designado ministro de Comercio en el primer Gobierno de la Monarquía, que presidía Arias Navarro y del que formaban parte como ministros Adolfo Suárez o Manuel Fraga entre otros.
Al ser nombrado Suárez presidente, fue nombrado ministro de Obras Públicas, en julio de 1976.
Dimitió del cargo para presentarse a las primeras elecciones democráticas (1977) y concentrarse en la organización del nuevo partido que habría de ganarlas: la Unión de Centro Democrático (UCD), del presidente Suárez. Su carrera política continuó en ascenso: portavoz de UCD en el Congreso (1977-78), ministro para las relaciones con la Comunidad Económica Europea (1978-79), vicepresidente del Gobierno para Asuntos Económicos (1980-81)
Durante la votación a su candidatura como Presidente del Gobierno (23 de febrero de 1981), irrumpieron en el Parlamento varios guardias civiles armados que, bajo el mando del teniente coronel Antonio Tejero, pretendían dar un golpe de Estado militar, intento que hoy conocemos como 23-F. El gobierno de Calvo-Sotelo nacía pues en unas fechas en que las manifestaciones populares en contra de una involución política, el paro y la debilidad de la coalición política permanente protagonizaban la actividad pública española.
Su mandato además de iniciarse con un golpe de estado finalizó con el desmantelamiento de la Conspiración golpista para el 27 de octubre de 1982, que estuvo mejor preparada que la del 23-F, pero que con la colaboración de los principales medios de comunicación y para no crear alarma social, fue minimizada.
Durante su mandato, la decisión más relevante fue la adhesión de España a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que fue muy disputada por la oposición dirigida por el Partido Socialista Obrero Español (aunque más tarde y una vez en el poder, el Gobierno socialista convocó - y ganó - un referéndum a favor de la permanencia en la OTAN en 1986). Además como Ministro de Relaciones con la CEE, logró restablecer definitivamente un vínculo estable para la negociación de entrada y como Presidente se cimentó el preámbulo definitivo de adhesión al Mercado Común, que culminaría con la entrada en algo más grande, una Unión Política; la UE durante el mandato de Felipe González.
Fue también, durante unos meses, presidente de la UCD.
Durante su gobierno se firmó un gran acuerdo por el empleo con las centrales sindicales y los empresarios, se aprobó la ley del divorcio, España ingresó en la OTAN y se cerró el mapa autonómico. Su gobierno recurrió la sentencia de la Justicia Militar, para que fuera la Justicia Civil quien tuviera la última palabra en el tema del 23 F.
Los encuentros de Calvo-Sotelo con el entonces líder de la oposición, Felipe González, fueron constantes, en una relación gobierno-oposición que nunca después ha existido, pese a la dureza del PSOE contra su gobierno.
Durante este bienio se produjeron escándalos como el del aceite de colza, y no fue un periodo precisamente fácil para el país.
En 1982 ocupa el segundo puesto en la lista electoral de dicho partido por Madrid, que encabezaba Landelino Lavilla, se produce la debacle electoral de UCD, pasando de ser el partido del gobierno a tener una docena de diputados. Calvo-Sotelo solo consigue ser diputado por la dimisión de Lavilla.
Tras esto, es elegido miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en 1983 y eurodiputado en el Parlamento Europeo en 1986, integrado en el Partido Popular Europeo. Dos hijos suyos han sido secretarios de Estado con los gobiernos de José María Aznar.
El 25 de junio de 2002 el Rey Juan Carlos I le concedió el título de Marqués de la Ría de Ribadeo con Grandeza de España.
Era tío de Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo, ministra de Educación en la VIII Legislatura de España y sobrino carnal de José Calvo Sotelo, el que fuera ministro de Hacienda durante la Dictadura (Directorio Civil) de Miguel Primo de Rivera, "protomártir de la Guerra Civil" y fundador del Bloque Nacional durante la Segunda República Española e igualmente sobrino de Joaquín Calvo Sotelo, escritor y académico de la Real Academia Española.
Deja escritos varios libros: Pláticas de familia (2003), Papeles de un cesante (1999) y Memoria viva de la transición (1990); era un escritor culto y ameno, provisto de un estilo sutilmente irónico.
El 3 de mayo de 2008 falleció a los 82 años de edad en su domicilio de la localidad de Pozuelo de Alarcón (Comunidad de Madrid) por una parada cardiorespiratoria. El ex presidente no sufría ninguna enfermedad. Pocos meses antes sufrió una caída de la que no llegó a recuperarse en su totalidad y que le provocó un progresivo empeoramiento de su estado de salud.
En su capilla ardiente, instalada en el Salón de los Pasos perdidos del Palacio de las Cortes y presidida por Sus Majestades los Reyes de España, el presidente del gobierno y por su familia, le fue impuesto a título póstumo el collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III. Sus restos mortales descansan en el cementerio de Ribadeo desde el 5 de mayo de 2008.
stado del bienestar es un concepto de las ciencias políticas y económicas con el que se designa a una propuesta política o modelo general del Estado y de la organización social, según la cual el Estado provee ciertos servicios o garantías sociales a la totalidad de los habitantes de un país.[1]
Como sinónimos suelen utilizarse estado providencia o incluso la expresión inglesa welfare state. Muy a menudo se le denomina estado de bienestar, aunque esta expresión se refiere más propiamente al estado o sensación individual de bienestar, salud o felicidad de una persona.
T.H. Marshall define estado del bienestar como una combinación especial de la democracia, el bienestar social y el capitalismo.
Para algunos, es el añadido de un quinto poder del Estado: el de intervención económica, añadido a los tres poderes clásicos de Montesquieu y al cuarto poder, que son los medios de comunicación. Para otros, como Claus Offe, es un cambio profundo que nos permite hablar de un "Estado moderno",[2] término cuya utilización historiográfica se extiende al que aparece con la Edad moderna (Estado moderno, de muy distintas características); también suele hablarse de Estado contemporáneo para el que surge con la Edad contemporánea, con el que tampoco puede identificarse de forma unívoca, ya que las características iniciales de éste se deben a la Revolución liberal de la primera mitad del siglo XIX, y no fueron precisamente las de un Estado que pretendiera la intervención en la economía y las garantías sociales, sino la de un estado mínimo; mientras que sus características en los estados totalitarios de muy distinto signo surgidos en el periodo de entreguerras tampoco coinciden con él en absoluto. Las características propias del Estado del bienestar se desarrollaron en diversos países de Europa Occidental desde finales del siglo XIX y en Estados Unidos desde los años 1930 (New Deal).
Más que un concepto específico, se considera que el término es una categoría práctica para designar ya sea un conjunto de propuestas o una propuesta general acerca de cómo el Estado debe o puede proceder.
La carrera espacial fue una competición informal entre Estados Unidos y la Unión Soviética que duró aproximadamente desde 1957 a 1975. Supuso el esfuerzo paralelo entre ambos países de explorar el espacio exterior con satélites artificiales, de enviar humanos al espacio y de posar a un ser humano en la Luna.
Aunque sus raíces están en las primeras tecnologías de cohetes y en las tensiones internacionales que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, la carrera espacial comenzó de hecho tras el lanzamiento soviético del Sputnik 1 el 4 de octubre de 1957. El término se originó como analogía de la carrera armamentística. La carrera espacial se convirtió en una parte importante de la rivalidad cultural y tecnológica entre la URSS y Estados Unidos durante la guerra fría. La tecnología espacial se convirtió en una arena particularmente importante en este conflicto, tanto por sus potenciales aplicaciones militares como por sus efectos psicológicos sobre la moral.
El cohete A4 alemán, lanzado en 1942, se convirtió en el primer proyectil en alcanzar el espacio[cita requerida]. En 1943, Alemania empezó la producción de su predecesor, el cohete V2, con un alcance de 300 km y portando una cabeza de guerra de 1000 kg. La Wehrmacht disparó miles de cohetes V-2 contra las naciones aliadas, causando daños y muertes masivas. Sin embargo, murieron más trabajadores en la producción de los V2 que en los ataques.
a otros países, mientras que los logros espaciales servían de propaganda para demostrar la capacidad científica y el potencial militar de un país. Los mismos cohetes que podían poner en órbita a un hombre o alcanzar algún punto de la Luna podían enviar una bomba atómica a una ciudad enemiga cualquiera. Gran parte del desarrollo tecnológico requerido para el viaje espacial se aplicaba igualmente a los cohetes de guerra como los misiles balísticos intercontinentales. Junto con otros aspectos de la carrera armamentística, el progreso en el espacio se mostraba como un indicador de la capacidad tecnológica y económica, demostrando la superioridad de la ideología del país. La investigación espacial tenía un doble propósito: podía servir a fines pacíficos, pero también podía contribuir en objetivos militares.
Las dos superpotencias trabajaron para ganarse una ventaja en la investigación espacial, sin saber quién daría el gran salto primero. Habían sentado las bases para una carrera hacia el espacio, y tan solo esperaban el disparo de salida.
El agudizamiento de las tensiones internacionales derivadas de las rivalidades económicas y coloniales así como del el auge del nacionalismo intransigente condujeron a una escalada en la producción de armamentos. |
Los estados incrementaron sus gastos militares e incorporaron a sus ingenios las novedades tecnológicas de la Segunda Revolución Industrial. |
Los gobiernos consideraban que la guerra era inevitable y trataron de protegerse mediante alianzas, causando de esa forma los recelos y el reforzamiento militar de sus oponentes. El Reino Unido incrementó sus gastos militares: los 44 millones de libras que invertía en 1899 se convirtieron en 77 millones en vísperas de la guerra. |
Alemania, deseosa de construir una potente flota que pudiese competir con la británica, dio el salto de 90 millones anuales de marcos en 1899 a 400 millones entre 1910 y 1914. Francia y las restantes potencias incrementaron igualmente el potencial de sus respectivos ejércitos. |
La carrera de armamentos fue fruto de esas tensiones, pero al tiempo contribuyó a agravarlas. Los gobiernos, valiéndose del uso de la propaganda, alentaron el nacionalismo y el miedo a fin de hacer sentir a la opinión pública que su país se encontraba en peligro frente a la hostilidad enemiga. ![]() |
Poco pudieron hacer las fuerzas partidarias de la paz llamando a la sensatez y reclamando un sistema de arbitraje internacional que atenuara la tensión. En la Haya se celebraron en 1899 y 1907 dos conferencias con el objetivo de frenar la carrera armamentística. |
Ambas terminaron en fracaso y simplemente consiguieron resultados parciales, como la creación del Tribunal Intenacional de Arbitraje de la Haya y algunos acuerdos concretos sobre el trato a los prisioneros de guerra, que constituyeron el precedente de las convenciones sobre el reconocimiento de los derechos humanos. |
![]() J. Jaurés | La izquierda europea en general y la Segunda Internacional en particular se significaron por su oposición a la política belicista. Se alzaron voces como la de Jean Jaurés o se elaboraron manifiestos como el de Zimmerwald (1915) invocando contra la guerra y abogando por el entendimiento. ![]() ![]() |
No obstante, hubo sectores, que encuadrados en el seno del revisionismo, alentaron la colaboración de los partidos de izquierda con la burguesía, lo que en cierta medida frenó las posturas más comprometidas con el pacifismo. Antepusieron su sentimiento nacionalista a las invocaciones a la paz mundial. Incluso, en seno del socialismo más radical, hubo quienes vieron en la guerra un mal útil, pues contribuiría a acelerar las contradicciones del capitalismo y posibilitaría la vía directa y rápida hacia la revolución. Sea como fuere, las tesis nacionalistas alentadas por sectores militaristas se impusieron a las tesis pacifistas que fracasaron en sus esfuerzos por evitar el conflicto o ponerle fin, una vez comenzado. |